Atraca en el Puerto de Motril el buque Ramelia, un barco con grandes ventajas medioambientales
La llegada de este buque confirma el compromiso del Puerto con la sostenibilidad y el medio ambiente
El Puerto de Motril ha recibido en sus muelles un buque mercante propulsado con gas natural licuado como combustible, el primero que se recuerda atracado en sus muelles. Y es que las exigencias medioambientales para hacer frente al cambio climático son cada vez más estrictas, también en el sector del transporte marítimo. Se trata del buque Ramelia, botado el año pasado, que ha descargado y ha cargado 19.000 toneladas de granel líquido, concretamente biodiesel de la planta de Secicar.
Aunque su aspecto no difiere mucho de cualquier otro barco de mercancía, sus motores se caracterizan por unas bajas emisiones contaminantes. “Una singularidad que confirma nuestro compromiso con la sostenibilidad y el medio ambiente”, ha señalado el presidente de la Autoridad Portuaria de Motril, José García Fuentes, que ha remarcado “las rebajas económicas que se aplican en las tasas que este tipo de embarcaciones deben liquidar al término de su estancia en muelle”.
Esta medida se une a otras como la descarbonización del transporte marítimo, la mejora de la movilidad, uniendo espacios portuarios para optimizar el tránsito de vehículos pesados y disminuir la huella de CO2, el cambio de luminarias por el sistema led y los diferentes acuerdos suscritos con la Universidad de Granada para el control de la calidad del aire, el agua y los fangos. El Puerto de Motril también ha construido edificios energéticamente autosuficientes, como el de la Policía Nacional y el que próximamente se hará para la Guardia Civil.
El gas natural licuado (GNL) tiene unas ventajas medioambientales claras como, por ejemplo, que no contiene azufre y que sus emisiones de CO2 y óxido de nitrógeno son muy residuales en comparación con los otros combustibles. En ese sentido, está llamado a ser la mejor alternativa para adaptarse al objetivo de la Organización Marítima Internacional (OMI) que establece en el 0,5% el límite de contenido de azufre de los combustibles marinos.