El Ayuntamiento inicia un estudio económico para el embellecimiento de la plaza de Armas
Este espacio es uno de los lugares más desconocidos y olvidados por la historia reciente de Motril
La plaza de Armas, situada junto a la céntrica plaza de la Libertad, se ha convertido en uno de los lugares más desconocidos y olvidados por la historia reciente de Motril. A pesar de que esta plaza conserva algo de la poca historia que queda en pie, motrileños y foráneos ignoran el pasado que encierra este espacio, que fue trascendental para la supervivencia del pueblo de Motril durante siglos.
Tras el proceso de rehabilitación y embellecimiento llevado a cabo en 2010 –por aquel entonces Carlos Rojas era alcalde de Motril- se recuperó parte de esta construcción, declarada Bien de Interés Cultural con una inversión de 450.000 euros. El proyecto abarcó una superficie de actuación de más de mil metros cuadrados y recuperó la antigua plaza y los restos arqueológicos del aljibe del siglo XVIII, así como la solería del siglo XVIII.
Ahora, diez años después, el Ayuntamiento de Motril está decidido a llevar a cabo esa segunda fase para poner en valor de manera definitiva la plaza de Armas. Para ello, ha iniciado un estudio de viabilidad económica para el embellecimiento de este espacio que aún conserva parte de la muralla que bordeaba la ciudad y la entrada primitiva a la Iglesia Mayor Parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación cuando este templo era realmente una fortaleza.
Dentro del plan de embellecimiento y puesta en valor del casco histórico de Motril, el Consistorio quiere darle realce al espacio instalando un jardín vertical con la introducción de elementos vegetales que cubran la medianera actual, es decir, la parte lateral derecha de la plaza. Esta idea ha sido rescatada del proyecto original de rehabilitación de la plaza y correspondía a la segunda fase de actuación que nunca llegó a ejecutarse.
Una plaza que vivió numerosos ataques piratas
Esta afirmación se hace trascendental por la simbología de esta plaza que conserva parte de los restos de un Motril antiguo que luchaba contra piratas y berberiscos. En esta superficie se mantiene el único resto de muralla que queda en pie y que rodeaba toda la ciudad desde hace 500 años. Es uno de los encuentros más visuales que tiene Motril con su pasado. Desde la torre de la vela se vigilaba la costa y se daba la voz de alarma cuando se observaba la llegada de forasteros. Las campanas advertían a todo un pueblo que corría para refugiarse en el interior de la iglesia.
Las puertas laterales de la Iglesia Mayor se construyeron posteriormente. Precisamente, la puerta que se conserva en la plaza de Armas era antes la entrada principal del templo. Tenía una acceso pequeño para evitar que los atacantes pudieran entrar en masa. A esta puerta se le construyó un muro en forma de ‘L’ para complicar aún más el acceso al interior de la iglesia. Desde allí, entre otras estrategias de defensa, se arrojaba aceite hirviendo para intentar que los ataques de piratas y berberiscos hicieran el menor daño posible a la población.
Esta plaza anexa a la Iglesia Mayor, que actualmente se encuentra vallada, es parte de la fortuna del presente de una ciudad que ha crecido y evolucionado sin conocer su significado. Una primera idea que contribuye a que la plaza vuelva a ser un foco de atracción para los propios ciudadanos y visitantes. La última iniciativa que se desarrolló en esta plaza fue en 2015, con la celebración de la octava edición de los Patios Flamencos.