El hombre de las tres estrellas

El panadero motrileño Federico Jiménez obtiene su tercera estrella en la Ruta Española del Buen Pan

Que las manos de Federico Jiménez son una leyenda, a Motril ya no le cabe ninguna duda. Este panadero motrileño vuelve a hacer historia con la obtención de la tercera estrella en la Ruta Española del Buen Pan, una iniciativa propulsada por la organización Panatics y la revista Pan de Calidad que reconoce a las 80 mejores panaderías de España por su labor alrededor del producto del pan. Nuevamente, la panadería de este artesano del sabor vuelve a encontrarse entre las mejores del país.

Una panadería que nunca ha dejado de perseguir la excelencia y que nació en los años 70, debajo de su casa, en la motrileña calle Milagro, de la mano de su padre. Federico aprendió el oficio o, como él mismo cuenta, «echó los dientes» en este establecimiento haciendo guerrillas de pan duro con su hermano Paco. Quién le iba a decir, años más tarde, que sacaría del horno tres estrellas y se condecoraría con la Miga de Oro, la primera en Andalucía.

A Federico no le gustan los excesos, ni el protagonismo, a él le gusta hacer pan. Y entiende su oficio como un lienzo en blanco en el que se puede crear y experimentar a través del sabor. Por eso hace pan de algarroba con naranja confitada o te puede sorprender con su pan de albaricoque con semilla de calabacín. Todo es posible -y mágico- en esta panadería que hoy vuelve a poner en el mapa el nombre de Motril gracias a la labor constante de Federico Jiménez en la defensa de ofrecer al mundo un producto saludable y de calidad. El orgullo para él tiene mucho que ver con la familia, con el deseo triste de haber querido compartir este regalo con su padre, pero con la felicidad de que sus hijos le consideren el héroe de la casa. «Yo siempre estaré orgullosa de ti», dice su mujer en esa pausa que hace Fede para contener las emociones. Y es cierto, Fede, que todos siempre estaremos muy orgullosos de ti.

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