¿Es accesible el Ayuntamiento de Motril?

Accesibilidad en el Ayuntamiento de Motril

La cantidad de barreras arquitectónicas que hay que eliminar muestra la necesidad de un plan integral de accesibilidad en el Consistorio

La cantidad de barreras arquitectónicas que hay que eliminar en Motril sorprendería a cualquiera que se pusiera, por un instante, en la piel de una persona con discapacidad. Evidentemente, se ha avanzado de manera considerable en los últimos años: la calle Ancha o la remodelación que se está llevando a cabo en el Teatro Calderón de la Barca son el ejemplo de que en el ánimo de las administraciones existe, cada vez más, una concienciación profunda sobre la accesibilidad universal.

Sin embargo, la realidad establece contradicciones en este ámbito, ya que el propio ayuntamiento de la ciudad no es accesible pese a ser ya una cuestión obligatoria.

Esta evidencia pone sobre la mesa una cuestión de peso, así lo explica Jacinto Rodríguez, secretario de la asociación ASMIAL y miembro del Consejo Municipal de Personas con Diversidad Funcional, quien considera que el ayuntamiento tiene que “predicar con el ejemplo y convertir este espacio en la verdadera casa de todos los motrileños”. 

Pese a que se han hecho estudios sobre las barreras arquitectónicas en Motril, y a pesar de la obligación legal de desarrollarlas, “apenas se ha avanzado y queda mucho por hacer”, lamenta Jacinto Rodríguez. A día de hoy, para que una persona en silla de ruedas entre al edificio necesita la ayuda de otra persona para poner en marcha el elevador, en el mejor de los casos. Si, por el contrario, la silla es eléctrica -lo que cada vez es más común- sería imposible, ya que la plataforma actual no soporta un peso superior a los 150 kilos y solo la silla pesa alrededor de unos 100. 

“La accesibilidad sin autonomía no es accesibilidad”, afirma Jacinto, quien señala otra clave para entender los problemas a los que se enfrentan de manera cotidiana: “si una persona con diversidad funcional, muletas, silla de ruedas, o con un simple carro de bebé tiene que pedir ayuda a otra por no poder relacionarse en condiciones normales con su entorno, no estamos haciendo nada, eso no es inclusión”. 

El simple acceso al ayuntamiento parece una odisea. Por ejemplo, una persona con movilidad reducida no podría acceder a la sede de grupo de VOX porque está rodeada de escaleras. O, por ejemplo, ser concejal y subir a la tarima del salón de plenos sin requerir ayuda. La situación, lejos de mejorar, muestra una gran falta de interés por garantizar los derechos fundamentales de las personas con discapacidad: no hay aseos accesibles con un espacio libre de obstáculos que permita girar una silla de ruedas para acceder a los aparatos sanitarios, ni tampoco un mostrador de atención al público a dos alturas que facilite la comunicación y la aproximación de personas en silla de ruedas. 

Las calles adyacentes, como Comedores o Pieza, son un mar de barreras insalvables que no cumplen con la normativa y que requieren un proyecto de mejora urgente. Las aceras, que deberían estar dotadas de un ancho mínimo de 1,50 metros, apenas llegan al metro si es que existe acerado. En gran parte de ese recorrido las personas con movilidad reducida están obligadas a circular por la carretera, bien por la falta de aceras, o porque hay rampas demasiado empinadas o desniveles importantes en la calle.

“Un municipio que quiere ser moderno e inclusivo debe pararse a pensar si cuenta con una visión real de lo que es accesibilidad”, comenta Jacinto, quien no pierde la esperanza de que un día Motril empiece a mirar con otros ojos el mundo que le rodea. 

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