Las esteticistas de la Costa en pie de guerra: desconcertadas ante un «vacío legal» que no entienden
El sector de la estética viene recogido en el mismo epígrafe de Hacienda que las peluquerías
«Estamos sufriendo una incertidumbre enorme por la desinformación que existe relacionada con nuestro colectivo», cuenta el grupo de esteticistas de la Costa Tropical. Desde que se decretó el cierre de todos los negocios catalogados como no esenciales, el gremio se encuentra desconcertado y en un «vacío legal» que no entienden. «Por un lado, aparecemos en el epígrafe de Hacienda junto a las peluquerías, nuestros asesores nos dicen que tenemos derecho a abrir, pero la Junta de Andalucía, junto a los ayuntamientos y los agentes de seguridad, nos obliga a cerrar porque en el BOJA no se especifica el nombre de estética en el apartado de establecimientos esenciales, pero tampoco en el de no esenciales», cuentan.
La incertidumbre es enorme y la rabia va creciendo con los días para estas profesionales a las que han obligado a bajar la persiana sin ninguna garantía. «Si el Gobierno concede ayudas para paliar las consecuencias provocadas por la pandemia en nuestros negocios, nosotras no podremos solicitarlas porque nos encontramos junto al sector de las peluquerías, que sí tiene derecho y permiso para ejercer su trabajo», lamentan con impotencia mientras resisten con sus centros cerrados hasta, mínimo, finales de noviembre.
La desesperación también es máxima porque este colectivo teme no solo no poder beneficiarse de las ayudas, sino que este vacío legal no les permita tramitar ERTEs entre sus trabajadores y, a su vez, les obligue a seguir asumiendo gastos como el alquiler, la seguridad social o la cuota de autónomos. «Estamos desconcertadas», así describe el colectivo de esteticistas de Motril y la Costa Tropical la situación que están atravesando las profesionales del sector de la estética.
Exigen una explicación y reclaman poder reabrir sus locales con garantías y sin sentir que están incumpliendo la ley. «Nosotras solo queremos trabajar y si no podemos abrir nuestros negocios que haya un apartado específico que nos lo indique en el que venga recogido nuestro sector», expresan. «Queremos seguir viviendo y luchando porque al final no nos destruirá el virus, sino la desesperación», señalan.
Intrusismo descontrolado
Las esteticistas también tienen un problema añadido y es el intrusismo descontrolado que existe en su sector, que no cuenta con medidas de protección de ningún tipo. Reconocen que existen numerosos casos de «competencia desleal» que lleva haciendo daño mucho tiempo y que ahora se ve agravado por la situación de emergencia sanitaria.
Insisten en que hay muchas esteticistas, con o sin formación, que se dedican a ir trabajando por las casas y que, en su mayoría, no respetan los precios ni están dadas de alta como trabajadoras autónomas. Además del cierre de sus negocios y lo que ello implica, el sector se enfrenta a un desafío crucial: paliar el intrusismo laboral que amenaza a sus negocios con un aumento de profesionales que, en muchos casos, ni cotizan a la Seguridad Social ni pagan impuestos a Hacienda por su actividad.