Lee el manifiesto de la manifestación ’15D: La Costa Tropical unida por su futuro’
Vecinos de toda la comarca reivindican hoy en Granada el desarrollo de las infraestructuras vitales para la Costa
Los vecinos de la Costa Tropical de Granada nunca podíamos llegar a imaginar que sentiríamos tanta tristeza e impotencia al levantarnos cada mañana y encontrar ante nosotros un sol radiante en un cielo azul limpio, sin atisbo de nubes en el horizonte.
Nunca pensamos poder desear con tanta fuerza, que al pisar nuestras calles, nos recibiera una lluvia calada sobre nuestras cabezas, sobre nuestros pueblos y nuestros campos, dando vida a los magníficos y especiales cultivos que produce esta sedienta tierra granadina.
Porque sí, somos de Granada, aunque algunos parezcan olvidarlo. Y somos de Andalucía y España. Estamos, existimos y necesitamos, como todos, que nos ayuden a subsistir, sin lujos…, lo justo….
Hace más de medio siglo, los agricultores y regantes del sur de Granada pidieron a gritos una presa. La sequía amenazaba la perdurabilidad de los cultivos. Chirimoyas, aguacates, mangos, níspolas, tomates, pepinos… frutas y verduras que se criaban aquí de maravilla porque este era un vergel tropical para la agricultura de subtropicales y hortofrutícolas.
Pero la climatología fue cambiando y llegaron largos periodos de sequía. Y comenzó a llover muy poco, casi nada, por lo que construir una presa parecía la única y la mejor solución.
Entre tiras y aflojas. Con un gobierno convencido y el otro también, en 1993 se aprobó el proyecto y comenzó a levantarse una presa que sería la salvación de todos. No solo solucionaría los problemas del campo, sino que, además, ayudaría a que el consumo humano fuera mucho más fácil y seguro, con un agua menos costosa para todos, ya que los costes energéticos se reducirían considerablemente.
Pasaron muchos años, más de tres lustros, y en 2004 nos dijeron que la presa estaba acabada. Una obra grandiosa inaugurada a bombo y platillo y muy aplaudida porque era la salvación del sur granadino.
Una presa que emerge espectacular cuando te diriges a la costa tropical, con una superficie de 1.070 kilómetros cuadrados y capacidad de embalse de 114 mil millones de metros cúbicos. Y allí está, tan grande y llena de agua…
Porque nuestra presa recoge el agua de la vertiente sur de Sierra Nevada a través del sistema Béznar-Rules, también del macizo septentrional de la Sierra de Lújar y de las barranqueras profundas de la Sierra de la Contraviesa, así que, en cuanto nieva un poco, el deshielo la vuelve a llenar, convirtiéndose en la piscina más grande de Europa.
¡Qué grandes somos! Lo tenemos todo a lo grande: Las playas, los campos, la vega, y una presa gigantesca que no sirve para nada porque los que la aprobaron y construyeron, unos y otros, se olvidaron canalizarla hasta los pueblos que tanto necesitaban esa agua. O lo que es lo mismo, el agua de nuestra inmensa presa va directamente al mar porque no tiene otro sitio al que ir. Aunque no creemos que se olvidaran canalizarla. Probablemente, no les cuadraban las cuentas y debieron pensar que con tenerla allí, tan hermosa, tan inmensa, nos apañábamos. Canalizarla costaba dinero y no era cuestión de invertir mucho más en la “costa castigada”.
Sí queridos vecinos, porque nos castigaron con unas autovías que tardaron décadas en unirnos por carreteras decentes al resto del mundo. Nos castigan dejando que los temporales destrocen nuestras playas una y otra vez porque no quieren invertir en espigones que den protección y seguridad a nuestro litoral, para que el sector turístico pueda ser tan firme y competitivo como el del resto de costas andaluzas y españolas.
Nos castigan no incluyendo el tramo de la Costa Tropical en el Corredor Mediterráneo, pasando de Almería a Málaga por la zona centro de Granada, evitando que tengamos conexión por tren para transporte de mercancías del Puerto de Motril, e incluso, en un futuro, de viajeros.
Sí, somos la costa castigada. No sabemos que hemos hecho mal para merecer este olvido, pero así nos sentimos: Los castigados por los gobiernos de nuestro país.
Y no es que no les pidamos ayuda, la pedimos, nos reunimos, peleamos, luchamos, hasta suplicamos porque no podemos más…
Pero, hasta ahora, tanto esfuerzo ha servido de muy poco.
Y, a pesar de tantas trabas en el camino, de que nuestros pozos están secos, de que los costes de energía hacen inviable seguir adelante, de que nuestras playas se arreglan una y otra vez para volver a quedar destrozadas tras cada temporal y a pesar de que el Puerto de Motril está haciendo un trabajo admirable para conseguir ese tren que tanto necesitamos, estamos aquí.
Hemos logrado crecer y desarrollarnos con triple esfuerzo. Somos hombres y mujeres de un rincón maravilloso y admirado al sur de España y Europa, que está dispuesto a pelear por lo suyo. Por su tierra, por sus cultivos, por sus playas, por sus vecinos, por su futuro y el de las generaciones venideras.
Porque nuestros hijos y nietos merecen que les dejemos prosperidad y un escenario mucho mejor que el que tenemos ahora.
Por todo ello, y porque no queremos ni vamos a permitir seguir siendo la “Costa Castigada”, hoy estamos aquí.
Nos hemos implicado todos, nos hemos unido, venimos de todos los rincones de la Costa Tropical, representamos a todos y cada uno de los sectores profesionales. Gentes de todas las edades, formas de pensar y vivir pero con algo en común que nos une: Amamos nuestra tierra.
Hemos venido aquí a exigir de forma pacífica pero contundente, que nuestros pueblos y sus vecinos merecen más de lo que reciben. Al menos lo que por justicia nos corresponde.
Y les aseguramos a los gobiernos, del partido que sean, eso no nos importa, que no nos cansaremos de exigirlo allí donde haya que ir a pedirlo: Granada, Sevilla, Madrid, Europa… Nos da igual.
Ya estamos unidos, ya nos hemos organizado y ya hemos comenzado a levantar nuestra voz para que nos escuchen todos.
Les aseguramos que nos van a tener que escuchar.
Gracias a todos y no olviden que si en algo somos unos afortunados, es por ser y vivir donde vivimos, en la Costa Tropical de Granada.