Los estudiantes de Motril afrontan la selectividad y la recta final del curso «con mucha incertidumbre»
Los alumnos de segundo de Bachillerato no terminan de disipar sus dudas acerca de cómo será el examen de acceso a la universidad
La selectividad es una conversación frecuente para los alumnos del último curso de Bachillerato de los institutos de Motril y de todo el país. La pandemia del coronavirus abre un panorama aún muy incierto para estos estudiantes que llevan preparándose para uno de los momentos más cruciales de su vida desde septiembre. Ahora, entre un mar de interrogantes y con la prueba a la vuelta de la esquina, ven su futuro académico tambalearse.
Los jóvenes afectados aseguran que las medidas que se han puesto en marcha hasta ahora no disipan sus dudas y el temor a cómo será este examen, ahora previsto para principios de julio. «Ni los propios profesores saben lo que va a pasar, esperan órdenes y nadie habla claro», dice Juanmi Benavides, estudiante en el IES Giner de los Ríos sobre este temor colectivo.
La decisión de aplazar la selectividad no les parece una propuesta suficiente y muchos de estos estudiantes se preguntan si una aglomeración de esas características podrá ser viable en el mes de julio, tal y como evolucionan las circunstancias en España. «Cancelar la prueba no es una opción, pero debería haber un plan b y no esperar a que se acerque la fecha para valorar otras opciones en caso de que desaconsejen su celebración presencial», señala Juanmi, que estudia segundo de Bachillerato por la rama de sociales.
Algo parecido cuenta Natalia Lozano, alumna en el IES Martín Recuerda del Bachillerato de ciencias de la salud, que tiene la sensación de que lo poco que se dice sobre la prueba ya se sabía. «Cancelar la selectividad no ha sido una alternativa y esto es lo único que sabemos a ciencia cierta», señala esta estudiante que quiere estudiar medicina y que insiste en la desmotivación general del alumnado. Esta joven se pregunta si habrá finalmente una reducción de temario y si el esfuerzo que están haciendo en este tercer trimestre valdrá realmente la pena. «Seguimos sin saber cómo van a ser nuestras pruebas y si lo que estamos estudiando caerá en los exámenes», insiste esta estudiante.
Además, apuntan como dificultad añadida que hay personas más vulnerables, que están atravesando dificultades económicas a causa del cierre de muchos negocios, que no pueden llevar a cabo una formación a distancia porque no tienen acceso a Internet.
Inma Osuna es otra de las estudiantes que se encuentra en esta situación. Con la nota media que ha ido consiguiendo a lo largo del curso tendría acceso a los estudios de matemáticas y física que desea, pero cree que sus sueños pueden truncarse por el miedo a que las notas de corte se disparen y a la forma de evaluar la selectividad. «No sabemos cómo será la prueba ni de qué forma la haremos y esto genera mucha ansiedad a nivel personal», explica. Esta estudiante ha intentado mantener sus rutinas habituales de estudio, pero nota la falta de profesores para explicar los contenidos de manera presencial. «La gran mayoría están volcándose, pero ni ellos mismos saben cómo evaluarnos», subraya esta alumna que pone en valor la palabra empatía, pensando en las personas que sufren la brecha digital por su situación económica y por aquellos compañeros que se esfuerzan, pero que les cuesta más sacar los estudios adelante en condiciones normales. «No imagino cómo lo pueden estar pasando ahora y por eso es más importante que nunca que las soluciones se tomen con urgencia, no estamos en igualdad de condiciones», afirma Inma.
«Más opcionalidad»
El Ministerio de Educación y las comunidades ya aprobaron un modelo de prueba con el objetivo de hacerla más sencilla y que los estudiantes puedan conseguir la máxima nota respondiendo solo a contenidos que se dieran antes del cierre de los centros educativos. La propuesta quiere ser más equitativa para los alumnos, con una «opcionalidad más abierta de lo normal», ya que ningún estudiante ha cubierto todos los temas de las diferentes materias que son objeto de examen. Por lo tanto, la «facilidad» estará en la elección de las preguntas entre las dos opciones habituales que existían en cada examen.
En definitiva, la prueba no será más fácil, pero sí más flexible para los alumnos, apuntan desde Educación. Ante una de las situaciones más excepcionales vividas hasta ahora, asisten atentos a las modificaciones estructurales del final de curso. Si en circunstancias normales los nervios comenzaban a estar a flor de piel, ahora el camino hacia una carrera universitaria parece más incierto que nunca. Pero, a pesar de ese sinfín de preguntas sin resolver, los estudiantes están listos para su prueba de fuego. El futuro les pertenece.