Los minutos cruciales que salvaron la vida de un hombre en parada cardiorespiratoria
El hombre estaba en un bar de la Posta cuando sufrió el ataque
Los equipos sanitarios de emergencias saben lo que puede llegar a significar un minuto cuando una persona se debate entre la vida y la muerte. Durante el confinamiento los han bautizado con todos los nombres heroicos posibles, cuando los veían vestidos con trajes de plástico blanco cubiertos de cabeza a pies. Esa condición humana, que pone también en riesgo su vida, permitió que durante el pasado sábado, en una jornada ordinaria y habitual, estos trabajadores salvaran la vida de un hombre de 68 años que entró en parada cardiorespiratoria en un bar de la Posta, en Motril.
El varón, con antecedentes cardiacos, quedó inconsciente en el establecimiento para sorpresa de todos los clientes allí presentes. Cuando el centro coordinador de emergencias dio el aviso al equipo SUAP de Motril, todo el engranaje empezó a activarse en prácticamente diez segundos. «Yo estaba allí y me adelanté con el coche», cuenta Ramón Mesa, coordinador de Protección Civil sobre el suceso. Siguiendo la costumbre de «ir a toda leche» para intentar llegar a tiempo, Ramón, junto a Fran, técnico en emergencias, y el equipo médico llegaron al establecimiento en cuestión de minutos.
«Cortarle la ropa», eso fue lo primero que dijo mientras sacaba del coche un estuche con un desfibrilador. Allí se encontraba otro compañero, Jorge Blas, al que los clientes habían parado en mitad de la calle al ver la ambulancia. Así dio comienzo la maniobra RCP para pelear contra un corazón en pausa y un hombre que había dejado de presentar signos vitales.
Esos esfuerzos para salvar la vida parecieron horas para estos sanitarios que siguen prestando cuidados en primera línea de batalla y que consiguieron, una vez más, salvar la vida de un hombre que ahora se encuentra ingresado en el Hospital Santa Ana de Motril. «Muy pocas veces estas maniobras son exitosas cuando se da un aviso porque por lo general no se llega a tiempo», señala Ramón Mesa, quien subraya la importancia de que las personas conozcan esta técnica que salva cientos de miles de vidas cada año en todo el mundo. «Gracias a una intervención inmediata de los testigos de un paro cardíaco se puede llegar a salvar a una persona mientras llegan los servicios de emergencias», insiste.
De momento, la historia parece haber tenido un final feliz. Cuentan que la familia del hombre se puso en contacto con ellos para agradecerles una intervención a la que ellos restan importancia. «Es nuestro trabajo», dicen, sin ser muy conscientes quizás de que su labor cambia destinos.