30 años del Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia: un largo camino aún por recorrer
Hace 30 años, el 17 de mayo de 1990, la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS)...
Hace 30 años, el 17 de mayo de 1990, la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad del catálogo de enfermedades mentales y se acordó la declaración de ese día como Día Internacional contra la Homofobia (añadiendo posteriormente la Transfobia y Bifobia al mismo día).
Pero, ¿30 años después sigue teniendo sentido la celebración de este día? Pues debemos decir que sí. Hoy en día la discriminación y la violencia por orientación sexual o identidad de género siguen siendo un problema social. ¿Acaso no vemos a menudo noticias en las que víctimas son atacadas por el simple hecho de coger de la mano a su pareja de su mismo sexo o vestir de una manera determinada? Además, en más de 70 países la homosexualidad se sigue criminalizando y persiguiendo, siendo los miembros de este colectivo juzgados con penas de prisión o, incluso, con pena de muerte, como sucede en Mauritania, Nigeria, Arabia Saudí, Irán, Pakistán, Yemen, Afganistán,… Es por ello por lo que la lucha internacional para lograr más derechos en estos países se hace más que necesaria.
En el caso de nuestro país, podemos agradecer a gobiernos más progresistas los derechos con los que actualmente goza el colectivo LGTBIQ+ pues, por ejemplo, fue en 2005 cuando España legalizó el matrimonio homosexual, siendo el tercer país del mundo en hacerlo. Sin embargo, es mucho aún lo que queda por hacer y 2020 se veía con un poco más de esperanza tras la alianza para formar un gobierno progresista entre PSOE y Unidas Podemos. En su programa de coalición se establecía, como una de las prioridades, el impulso de la Ley Estatal de Igualdad para las personas LGTBIQ+. Habrá que esperar un poco más, pues lo primordial ahora es la lucha contra el COVID-19 y la recuperación económica del país.
Del mismo modo, también queda mucho por hacer a niveles autonómicos y locales, sobre todo con en sectores como la enseñanza. En la educación, la lucha contra la LGTBIfobia debería ser casi que obligatoria, pues en muchos casos son los jóvenes los que sufren acoso en las aulas. Por el simple hecho de actuar de una manera o por parecer, que no ser, diferentes, son atacados por sus propios compañeros y poco escuchados en algunos casos por los propios docentes. “Son cosas de niños” y no, no son cosas de niños. Las diferentes etapas educativas forman a la persona, tanto a través de los diferentes conocimientos como en valores. Y es ahí donde se debería profundizar en la idea de que todos somos iguales y diferentes al mismo tiempo. De esta manera, la propia sociedad avanzará como comunidad.
Es por todo esto, por lo que debemos seguir luchando contra la homofobia, la bifobia, las transfobia y todas las LGTBIfobias. En pleno siglo XXI debemos seguir adelante, conquistando derechos y frenando las políticas más radicales que tratan de hacer retroceder al propio conjunto de la sociedad y favorecer las libertades de unos a costa de otros.