El tercer sector, nuestro pulmón social frente al COVID-19
«El hombre se descubre cuando se mide contra un obstáculo», Antoine de Saint- Exupéry” Cuando lo niños aplauden debemos de...
«El hombre se descubre cuando se mide contra un obstáculo», Antoine de Saint- Exupéry”
Cuando lo niños aplauden debemos de escuchar en ese eco, más allá del propio significado de unas palmas, un inocente corazón. Nuestros niños son eso, corazón.
Tras esas palmadas que a diario ofrecemos con la máxima generosidad a quienes cada día están protegiéndonos hay miles de familias y pequeñas almas. Un reconocimiento a muchos colectivos que se exponen y salvan vidas.
Tras esos aplausos está la imagen de la infancia y de la inocencia, que aplaude
a la vez que sus padres y que se van concienciando a pasos agigantados -más allá de lo que a su edad corresponde- y que en sus cabecitas habrá miles de preguntas: ¿algo ocurre?, pero ¿qué ocurre? ¿por qué tenemos que aplaudir tanto y todos los días?, ¿siempre hay una fiesta?
Para ellos, ahora mismo es un juego, pero no se percatan de lo que esos pequeños aplausos pueden cambiar en la sociedad. No se les olvidará jamás estos días de confinamiento a nuestros niños, este tiempo permanecerá en sus memoria el resto de sus vidas, y es por ello que el papel de sus padres en estos días es fundamental. Nuestra infancia está aprendiendo, no saben exactamente qué, pero sin lugar a dudas, son nuestros héroes y tenemos que sentirnos profundamente orgullosos. Detrás de esos aplausos queridos niños, hay más que personas. Tras esos aplausos, queridos niños, hay ONGs que se vuelcan con los más vulnerables, hay sanitarios que ahora mismo son el pilar de nuestra protección y que después del coronavirus su trabajo seguirá siendo muy importante, aunque sea sin aplausos.
Detrás de esos aplausos, queridos niños, están nuestros trabajadores sociales. Otros héroes sin capa esenciales, pero desconocidos también, que junto a nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y tantos y tantos voluntarios anónimos, se han convertido en nuestro timón, nuestro pulmón y nuestra guía. Nuestros maestros y educadores, que desde la distancia, siguen siendo pilares básicos educativos en las particularidades de cada uno de nuestros niños. Quizá esos sectores, que ahora están ahí dándolo todo, sean en los que mañana vosotros queráis reflejaros, porque para vosotros son héroes y os están enseñando que son muy importantes para nuestro mundo.
De todo esto, nacerán nuestros futuros sanitarios, policías, maestros… Por todo ello, el significado del aplauso va más allá.
Está claro que sin la solidaridad del tercer sector no saldrá la humanidad adelante en esta experiencia, que aunque dolorosa y de un altísimo coste humano, está sacando lo más íntimo de nosotros y la fuerza para que, juntos, tejamos un nuevo mundo.
Esos aplausos tienen un valor incalculable que genera un impacto muy positivo en quien lo recibe y en quien lo da, es una acción conjunta que nos hace repensar prioridades personales y colectivas.
La idea es que entendamos, ojalá pronto, que el valor de la solidaridad es el valor humano por antonomasia y que sin ella, simplemente, no hay futuro.
Estoy segura, queridos niños, que tras el bichito del coronavirus, nos
reencontraremos más con la naturaleza, disfrutaremos más de nuestros papás, de nuestros hermanos y nuestros abuelos. Vosotros, queridos niños, sois quienes estáis haciendo cambiar el mundo con vuestros aplausos. Cada vez que aplaudís escribís un trocito de historia, escribís un trocito de vuestro futuro. Aún no sois conscientes de ello, pero es así y el tiempo lo demostrará.
“No se ve bien sino es con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”. Y vosotros, queridos niños, veis con el corazón. Y sois quienes día a día nos enseñáis que vale la pena luchar, que vale la pena seguir, perseguir sueños, tener metas y objetivos ante nuevos retos y que merece la pena nuestro futuro, que es el vuestro.
Queridos niños, ahora más que nunca tenéis que saber que vivimos en un
mundo interconectado. El nuevo coronavirus lo ha hecho y es de justicia fortalecer la solidaridad y al tercer sector, pues son ellos, esos héroes sin capa, quienes sostienen la vida.
Está claro que van a cambiar muchas cosas, es más, deben de cambiar muchas cosas y tendremos que generar un contrato social nuevo, presidido por otras prioridades vitales de todos los ciudadanos, más allá de los intereses estrictamente económicos. Esto que va a cambiar va a nacer desde las próximas generaciones de niños, pero sobre todo, va a cambiar gracias a vuestros inocentes y humildes aplausos que día a día nos dan lecciones, nos enseñan y nos hacen sentirnos muy orgullosos de todos vosotros. ¡Gracias por ser tan pequeños y tan grandes al mismo tiempo!