Gracias, Violeta
Quizás no me equivoco si me atrevo a decir que ayer Motril entero estaba frente al televisor para ver la...
Quizás no me equivoco si me atrevo a decir que ayer Motril entero estaba frente al televisor para ver la puesta en escena de Violeta en la Gala 0 de Operación Triunfo. Todos, incluidos los que juraron no haber visto este reality musical desde los tiempos de Rosa de España, asistían ayer a un nuevo comienzo con la esperanza de que el talento motrileño resonara con fuerza entre otras tantas voces. Tampoco creo que me equivoque si digo que la gran mayoría de los que encendimos el televisor puntuales, a las 10 de la noche, lo apagamos tras el veredicto de Vicky: «eres un diamante en bruto, pero no estarás en la gala cero».
Ayer todos nos bañamos en ese jarro de agua fría con Violeta. Intentamos recomponernos por dentro al ver desfilar a tantos jóvenes artistas como ella en esa fiesta triunfal. Pero no nos salía. No lo entendimos. No dimos crédito. Si hay algo que valoro en el mundo de la música son los pellizcos. Y tú lo tenías, Violeta, siempre te lo he dicho. Todas las personalidades que me gustan rompen, buscan nuevas formas para expresar las mismas cosas y tú lo hiciste. ¡Hasta cantaste zarzuela con el pelo lleno de trenzas! No me costó ver tu personalidad más allá de los focos y de ese sentimentalismo barato que nos invita a luchar por nuestros sueños, pero no nos da la oportunidad de demostrar cuánto hemos luchado ya: contra la timidez, contra nosotros mismos, contra más de 10.o00 personas.
Ahora busco la manera de devolverte todo lo que nos has regalado. A tu gente, a tu familia, a tus amigos, a tu ciudad. Es complicado ilusionar a Motril, que apenas se ilusiona con nada. Y tú lo has hecho otra vez, Violeta. Nos has parado en plena guerra de desidia para retratarnos, por fin, con cara de sentirnos orgullosos por algo. Con ese pequeño brillo en los ojos que nos ha hecho aprender, aunque solo sea por una vez, a mirar las cosas de otra forma.
Es verdad que no ganaste, pero de manera ecuánime eres nuestra ganadora. Con razón, corazón, mente y emociones. En espíritu y cuerpo. Lo eres y punto.
Ahora te queda lo más importante. Alzar el vuelo y creerte lo que nunca te has creído del todo: que vales demasiado para cantar bajito. Aprovechando ese tema de Carlos Gardel, vuelve sintiendo que es un soplo la vida y recuerda que mientras nos queden canciones, vamos a cantar contigo.