¿Partidos o pueblo?

Viendo el lamentable espectáculo político al que estamos asistiendo estos meses, una se pregunta si los partidos políticos tienen claro...

Viendo el lamentable espectáculo político al que estamos asistiendo estos meses, una se pregunta si los partidos políticos tienen claro qué es más importante, el bienestar del pueblo o sus intereses electorales. Yo lo tengo claro, a día de hoy los partidos miran por los partidos. Y eso, para España, es malo.

Es hiriente ver cómo cuando están en el gobierno, desdicen lo que decían cuando eran oposición y viceversa. En Andalucía y Madrid tenemos a un PSOE beligerante con la sobrecarga de consejerías y puestos de confianza del tripartito, PP-Cs-VOX, sin embargo acaban de formar el segundo gobierno más extenso de la Democracia.

Critican cuando pactan los demás con quien ellos han pactado, Bildu es un anatema para el PP, siempre que no les haga falta claro. Maroto pedía que cundiera el ejemplo tras sus acuerdos con Bildu en 2013. A Sánchez le incomodaba Iglesias hasta el insomnio pero como decía Kissinger, «no hay mayor afrodisíaco que el poder». A Iglesias la socialdemocracia, como el cartero, le ha llamado dos veces, ha tirado el martillo y se ha puesto la chaqueta.

Media Europa y España deseaba el pacto de los 180 diputados «constitucionales» PSOE-Cs, pero Rivera quería más y más, llamaba banda al PSOE y era el único que no atendía al teléfono. Se llevó una piedra al debate que hoy podemos ver como una señal del descalabro histórico que iba a pegar Ciudadanos, sus votantes no querían show, querían gobernabilidad.

Abascal saca encima de la mesa, ahora, la sangre, cuando probablemente si ha existido un consenso histórico en este país ha sido el de «con la sangre no se juega», ahí había una añorada altura de miras, pero bueno, en todo caso, habría que preguntarle a Don Santiago, por qué estando él a la vera de Aznar en el 98, un año después de el horroroso asesinato, cruel al extremo, de Miguel Ángel Blanco no pió cuando se produjo, apenas un año después, el mayor acercamiento de presos de la historia al País Vasco, en un desesperado intento, lógico, de acabar con ETA. Todos los presidentes en Democracia, todos, se han dejado la piel en su lucha contra ETA.

Hablamos de unos días, en los que Martí Fluxá, Secretario de Estado de Seguridad de Aznar dijo «en este proceso no deberá haber vencedores ni vencidos». Aznar llamaba a la generosidad del pueblo español para que el proceso de paz avanzara, «a veces se tiene que dar una inversión en los valores de los demócratas para que la sociedad avance» y Borrell, desde un caótico PSOE decía «seremos leales al gobierno en este proceso».

Son pequeños momentos de eso que llaman «sentido de estado», que ha ido desapareciendo. Hoy, parece que no hay límite para la indecencia, la hermana de Gregorio Ordóñez, diputado del PP asesinado por ETA, ya no sabe como pedir que dejen a los muertos en paz y no hagan política con su sangre. Incluso le ha escrito una carta abierta a Pablo Casado pidiéndole que no se arrogue el derecho de hablar en nombre de las víctimas.

Necesitamos más estado, más pueblo y menos partido. Menos show, más diálogo y más gobierno. No queremos monologuistas graciosos, queremos gente discreta que haga su labor. Queremos gente que calme, no que encienda la calle.

Señorias, las españolas no comemos de los debates en el Congreso, ni de los «zasca» que se dan en Twitter, comemos de los acuerdos a los que llegan. Hagan su trabajo, su trabajo no es que su partido vaya bien, es que España vaya bien. Gracias.

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