Pie en pared al fascismo
Muere Julio Anguita, a quien en tu familia se le tiene un afecto especial, y en homenaje a él sacas...
Muere Julio Anguita, a quien en tu familia se le tiene un afecto especial, y en homenaje a él sacas
una bandera republicana al balcón de tu casa. Hasta ahí todo normal en un país en el que se supone que existen una serie de libertades, puestas en duda precisamente por los mismos que entraron en la casa.
Una bandera en tu balcón en homenaje a Julio Anguita es todo tu «pecado», un gesto de una «agresividad escalofriante». En ese contexto se cuelan en tu casa unos individuos que vienen, presumiblemente, de manifestarse pidiendo libertad y lo «festejan», demostrando el sentido que para ellos tiene la palabra libertad, colándose en la casa de una familia, pegando una paliza a uno de los miembros y huyendo después como cobardes alimañas de la peor calaña, por tener un homenaje a Julio Anguita en forma de bandera republicana.
Yo digo, y pido, lo más claro que puedo, intentando tapar la rabia con algo de mesura aunque me resulta complicado, que todos los partidos, medios y personas que están «jugando a ésto» deben dejar de una vez de hacer política con los sentimientos más bajos y primarios, sin importarles echarnos a la calle a enfrentarnos.
Pie en pared, porque ésto además de intolerable debe ser un punto de inflexión. ¿Qué queréis?, ¿que salgamos a matarnos a las calles?, si seguís tocando los resortes adecuados para intentar afianzar vuestros «nichos» de votos lo vais a conseguir, descerebrados hay en todos los «bandos», y como decía Nietzsche «la masa no tiene alma», en la calle somos todos iguales.Reflexionad hasta qué punto queréis seguir apretando en las bocas de los estómagos para sacarnos rentabilidad política, porque todo tiene un límite.
Ayer se metieron en una casa de familia por una bandera, pronto puede ser peor. Si hay un muerto, de izquierdas o derechas, ¿quién será el primero en salir apesadumbrado a pedir un minuto de silencio?, porque ese será el más canalla.
Dejadnos vivir en paz de una vez, vuestro negocio está en tenernos «contaminados», parad ese «juego» y dejad de echar gasolina. Todo tiene un límite o nos acabaremos haciendo daño, más daño.