Trujillo: «remontar en positivo este duro verano es imposible»
"Soy de los que piensan que las soluciones deben llegar de la moderación" / "Algunos de nuestros chiringuitos han optado por no abrir este verano"
El sector turístico de la Costa Tropical está siendo protagonista indiscutible este verano de los daños colaterales de la pandemia. El coronavirus ha provocado un descenso de más del 60% en la llegada de turistas a la Costa, afectando de forma directa a la ocupación hotelera y también a restaurantes, chiringuitos, bares de copas y discotecas. Han sido precisamente las discotecas y los locales de ocio nocturno los que han sufrido la última arremetida de la lucha contra el coronavirus, con la nueva orden de cierre de estos negocios a partir de la segunda quincena de agosto.
El presidente de la asociación de Chiringuitos de la Costa Tropical, Francisco Trujillo, ha valorado en esta entrevista la situación que atraviesa el sector turístico en este verano del Covid.
¿Cómo está viviendo el sector de los chiringuitos y las empresas de ocio en las playas este verano tan complicado?
Con mucha preocupación. Pensábamos abrir a finales de junio y al final lo hicimos en mayo. Eso nos dio un respiro, aunque tuvimos que hacer una importante inversión en material. Todo lo que hiciera falta para poder comenzar a trabajar según las normas. Pero conforme ha ido avanzando el verano se ha ido agravando la situación porque se han ido endureciendo las medidas. Creíamos que julio iba a ser catastrófico pero fue algo mejor de lo esperado. La reducción del aforo, el distanciamiento entre comensales, la prohibición de fumar en las terrazas, la reducción de horarios… la suma de todo ha ido perjudicándonos por días.
¿Qué valoración hace de la última normativa dirigida al ocio nocturno y a la hostelería?
Está siendo, sin duda, una medida polémica. Ya son varios los jueces que han dictado autos en contra del último decreto, considerando que el uso de mascarillas no debería ser obligatorio en espacios abiertos al aire libre en los que se respeta el distanciamiento, y que la suspensión de la actividad de los locales de ocio, debería estar supeditada a informes oficiales que decreten locales concretos como espacios no seguros.
¿Cree que el cierre de los negocios nocturnos puede ser determinante para frenar el virus?
No creo que esa sea la solución porque se está demonizando al sector. También veo drástica la prohibición total de fumar. Yo soy de los que piensan que las soluciones deben llegar de la moderación y de la responsabilidad de cada uno. Tanto de los propietarios, del personal y de los clientes. Todos nos deberíamos actuar con más responsabilidad y hacer lo que es mejor para luchar contra los contagios. Las fiestas y las reuniones de jóvenes y no tan jóvenes se pueden hacer en verano a cualquier hora y en cualquier lugar. No creo que el cierre total de discotecas y pubs sea lo más adecuado.
Pienso que se han implantado medidas drásticas de un extremo al otro, sin medias tintas. Pero también entiendo que debemos respetar el criterio de los expertos si dicen que eso es lo más conveniente para evitar llevar el virus a casa.
¿No cree que ha sido el sector ‘sacrificado’ por las administraciones?
Quiero creer que no. Pienso que esta situación es muy difícil de controlar porque es nueva e imprevisible. Está claro que al final del confinamiento bajaron los contagios, por lo que evitar los encuentros masivos de personas debe tener bastante sentido en la lucha contra el COVID. Lo que ocurre es que el sector turístico ha sido el último en poder abrir y el primero en tener que cerrar. Creo que podrían haber sido un poco más flexibles en este primer intento y haber dejado abierto, al menos hasta las dos de la madrugada. Las doce como hora de cierre hace inviable la recuperación en las zonas turísticas.
Estas medidas, sumadas a las cuarentenas impuestas por varios países y a las sucesivas recomendaciones de no viajar a España por la evolución de la pandemia del coronavirus, han hecho que el sector turístico viva una situación muy crítica, por la que muchos miles de trabajadores han tenido que regresar a los ERTES. Una ruina económica que ha provocado la mayor quiebra laboral de la historia de nuestro país.
¿Cómo ve la situación a estas alturas del verano, que algunos ya dan por finalizado?
No quiero pensar que el verano ya ha finalizado. Aún queda por finalizar agosto y septiembre, como mínimo. Después haremos balance. Aún es pronto, pero la verdad es que lo vemos con mucha preocupación porque a nivel económico y laboral nos tememos que lo peor de lo peor está por venir.
Otros de los sectores más perjudicados ha sido el de las Agencias de Viajes. Desde que se declarara la pandemia y el posterior confinamiento no han podido recuperarse. El temor a viajar a otros países y la venta online de billetes de tren y avión han provocado la crisis y caída total de estas empresas turísticas. Muchas han cerrado sus puertas de forma definitiva y otras, las menos, luchan por mantenerse con unas expectativas nada halagüeñas. Y aunque confiaban en poder lograr una leve recuperación este verano, la realidad ha sido otra muy distinta y desesperada.
No quiero pensar que el verano ya ha finalizado.
¿Piensa que será fácil volver a recuperar la confianza para viajar a otros países y recibir a su vez turismo extranjero?
No. Esto va a ser una tarea de años. Uno de nuestros principales enemigos ha sido la amenaza de cuarentena, las cancelaciones de vuelos de las compañías aéreas, los turoperadores que han optado por no venir y los gobiernos que recomiendan no veranear en España. Es lo que hay porque el coronavirus está muy presente y avanza por horas. Por eso estamos trabajando casi al 90% con el turista nacional y les estamos muy agradecidos porque ellos nos están permitiendo respirar, pero solo respirar, lamentablemente no es suficiente.
A pesar de todas las previsiones, los veraneantes se han desplazado hasta las playas, principalmente el turista nacional, y hemos visto negocios funcionando a muy buen ritmo desde el cumplimiento – por la gran mayoría- de las medidas de seguridad, higiene y distanciamiento exigidas. Aunque claro, siempre hay excepciones.
¿Ha sido responsable el sector en el cumplimiento de las normas?
En su mayoría sí. Todos hemos puesto mucho de nuestra parte. Nosotros hemos contado con los servicios permanentes de una empresa asesora desde que comenzó la pandemia que nos ha ido guiando con visitas periódicas de control. Todos hemos aprendido a hacerlo bien, pero, aunque como usted dice, siempre surgen ocasiones que provocan excepciones y esas han ocurrido, Pero quiero creer que han sido casos puntuales.
¿Está siendo un verano tan ‘malo’ como pensaban? ¿Cree que peligran los negocios turísticos?
Ya sabíamos que iba a ser un verano muy duro y lo está siendo. Hay zonas que están aguantando más con la clientela nacional y otras que apenas pueden echar el fin de semana. Algunos de nuestros chiringuitos han optado por no abrir este verano.
En cuanto a si peligra el turismo, Dios quiera que no, depende de lo que suceda en los próximos meses. Depende del tiempo que podamos permanecer abiertos y de las ayudas que recibamos de los gobiernos. Quiero creer que este no es el final del turismo en España porque sería la ruina del país. Lo iremos llevando según acontecimientos, como todo el mundo y como todos los empresarios que están resistiendo esta difícil batalla. Pero está claro que lo vamos a tener muy crudo.
¿Se han sentido apoyados por las administraciones públicas en estos meses?
Sí. Debemos reconocer la labor que están haciendo a nivel municipal, porque este año las playas están muy bien y eso es prioritario para nosotros. A otros niveles, los responsables de las diferentes administraciones también nos están ayudando y nos han mostrado su apoyo. Es que este es un problema de todos y entre todos tendremos que darle soluciones. Cada uno como pueda y deba. Lo que necesitamos es mayor seguridad y que nos planteen ayudas viables de cara al final de la temporada. Porque para los que trabajamos en las playas, el gran problema empieza ahora.
Ya son muchos los que se aventuran a dar fechas ante la posibilidad de un nuevo confinamiento. El 17 – 18 de septiembre es la que más se oye en los círculos sanitarios. Los brotes siguen creciendo y, aunque los casos están siendo tratados de forma más leve y no son tantos los hospitalizados, hay quienes ven en un segundo confinamiento la única solución para frenar los contagios hasta que llegue la tan ansiada vacuna, que nos dice podría estar lista a finales de año.
¿Podrían aguantar otro parón como el del pasado marzo?
Creo que sería muy difícil soportarlo, casi imposible. Este sector no lo resistiría. Es más creo que España en su conjunto no podría resistir otro confinamiento, pero si llega, tendremos que afrontarlo con entereza por cuestión de salud y responsabilidad. Volver al Estado de Alarma con todas sus consecuencias sería sumar un nuevo caos al ya existente. Para los ciudadanos en primer lugar, para las familias, para los niños. Pero también para el comercio, la restauración, la hostelería, las empresas… En realidad para todos. Esta es una pandemia sin precedentes y haremos lo que tengamos que hacer para luchar contra ella. Y solo si la vacuna llega pronto y es efectiva podremos ver un poco de luz al final del túnel.
Desde su experiencia en el sector. ¿Se han recuperado como para aguantar hasta el año que viene?
Rotundamente no. veníamos con déficit arrastrado de Semana Santa y el Puente de Mayo y ni junio ni julio han sido buenos meses. Los datos concretos los sabremos cuando hagamos las cuentas tras el verano y tengamos que plantearnos como lo hacemos con nuestros trabajadores.
Ahora lo que queremos es seguir abiertos y que podamos seguir recibiendo a nuestros clientes. Los Chiringuitos y las empresas de actividades náuticas de la Costa Tropical tenemos una clientela fiel, tanto la nacional como los que residen entre nosotros por temporadas, procedentes de otros países. Muchos de ellos están disfrutando de este atípico verano entre nosotros, otros no han podido venir. Si esta ‘nueva normalidad’ es complicada para nosotros, también lo es para ellos. Así que, seguiremos trabajando cuanto podamos. El tiempo dirá como acaba esto.
Así que vamos a esperar con confianza y con la esperanza puesta en la vacuna, en el control de la pandemia y en la recuperación de la normalidad que todos deseamos.