Veinte años sin María Teresa
Hoy se cumplen dos décadas de la desaparición de la joven motrileña a la que se le perdió el rastro en las fiestas de Motril del año 2000
Hoy, 18 de agosto, se cumple un nuevo aniversario de la desaparición de María Teresa Fernández. Veinte años han pasado desde aquel maldito día, en plena ebullición de las fiestas patronales de Motril, en el que la joven motrileña se disponía a acudir a la feria, a un concierto de Café Quijano. Dos décadas conviviendo con los interrogantes en un caso que aún permanece sin resolver desde el año 2000.
A pesar de las infructuosas búsquedas realizadas, sus padres, Teresa y Antonio, nunca han tirado la toalla y han recorrido mar y tierra con la esperanza latente para seguir manteniendo viva la investigación de esta joven que desapareció cuando tenía 18 años. El Juzgado de Instrucción número cinco de Motril, que acumula miles de folios con detalles acerca de lo que pudo ocurrir con esta joven, siguen sin encontrar respuestas sobre el paradero de María Teresa.
Se trata de una desaparición que dejó consternada a toda la ciudad y que, aún hoy, se recuerda entre los ciudadanos. Un suceso trágico que ocurrió durante la noche del 18 de agosto, unos minutos antes de las diez de la noche, cuando María Teresa se dirigía a la parada de autobús de las Explanadas para encontrarse con su novio en la playa. Su padre la acercó a la parada de autobús y se despidió de ella. El último mensaje que mandó desde su teléfono fue a su novio y decía textualmente, «Puede q llegue 1 tarde pero voy espérame». Las pistas no han servido de nada, nadie ha dado aún con el rastro de la joven.
Sin noticias del paradero de su hija y con la “indiferencia” de las autoridades, la madre de la joven, Teresa, difundía un vídeo en sus redes sociales el pasado 1 de enero pidiendo ayuda ciudadana para su “máxima difusión”. “Algún día la vamos a encontrar, pero no sabemos hasta cuándo vamos a soportar esta angustia y necesitamos que nos ayudéis”, decía la madre de María Teresa.
Con un portarretratos de la joven, Teresa pedía la máxima colaboración, sin la que considera que sería imposible seguir adelante. “Las muestras de cariño son soplos de oxígeno que hacen que nos levantemos cada día”, ha agradecido la madre. “No estamos solos”, sentenciaba Teresa conteniendo las lágrimas.
El pasado 9 de marzo, con motivo del Día de los Desaparecidos sin Causa Aparente, por primera vez de manera institucional se quiso tener un sentido recuerdo hacia ella, mostrando a sus familiares todo el apoyo y solidaridad. Veinte años después, Motril sigue esperándola.